El Enfoque Centrado en la Persona

Autor de la imagen: Ashkan Forouzani en Unsplash

El Enfoque Centrado en la Persona (ECP) es una filosofía y una manera de comprender al ser humano desde su humanidad. Nació en el ámbito de la psicoterapia, pero con el tiempo se ha extendido a múltiples contextos: la educación, la familia, la pareja, los grupos de encuentro, la administración y la vida comunitaria.

A diferencia de corrientes que privilegian técnicas o métodos, este enfoque se centra en la calidad de las relaciones reales y humanas. Considera que el cambio y el desarrollo personal no surgen del control intervencionista de nosotros mismos o de los demás, sino de vínculos basados en autenticidad, aceptación y empatía.

Su principal impulsor, Carl Rogers, parte de la premisa de que todo ser humano es digno de confianza y posee una tendencia actualizante: una fuerza vital que nos impulsa hacia el crecimiento, la autonomía, la diferenciación y la realización de nuestro potencial. Al igual que un organismo vivo que se adapta para florecer incluso en condiciones difíciles, la persona busca naturalmente su despliegue y plenitud.

Cuando las relaciones tempranas están basadas en aceptación incondicional, el niño crece abierto a su experiencia y en congruencia consigo mismo. En cambio, cuando el amor recibido es condicional, la persona aprende a negar o distorsionar sus vivencias para conservar la aprobación de los demás, generando incongruencia entre lo que es y la imagen que tiene de sí.

El ECP busca facilitar congruencia, es decir, la integración entre el yo consciente y la experiencia organísmica. Supone abrirse a la vida tal como es y asumir la responsabilidad de lo que vamos siendo en cada momento y relación.

Rogers identificó tres actitudes fundamentales que encarnan y transmiten esta confianza en el proceso humano:

  • Autenticidad (congruencia): ser transparente y coherente con la propia experiencia.
  • Aceptación positiva incondicional: valorar a la persona sin juicios ni condiciones.
  • Empatía: comprender al otro desde su propio marco de referencia. ¿Qué significa esto para esta persona?

Cuando estas actitudes se hacen presentes en la relación terapéutica, educativa o personal, se abre un espacio de libertad y confianza donde la persona puede reconciliarse con su experiencia, florecer en su autenticidad y vivir con mayor autonomía y responsabilidad.

«Una persona, al descubrir que es amada por ser como es, no por lo que pretende ser, sentirá que merece respeto y amor.» Carl Rogers

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